QUIENES SOMOS

Un artículo publicado por Alfredo Jorge Tonina Reggio  en la revista “Amigos del Acuario” en el año 1995 describe de la major manera nuestra historia:

“Don Miguel Platero Rodriguez fué un hombre simple, sin dobleces, que encaró la vida con aquello que le proporcionara el destino, pero que supo manejar las situaciones para ser in triunfador.

Pionero autodidacta de la acuarística argentina, logró comprender el mundo de los peces como pocos. Con un sólo golpe de vista sabía aquello que ocurría en el acuario y cuales eran las necesidades o problemas de sus habitantes.

Hace más de cincuenta años, Don Miguel se larga para Buenos Aires con toda su familia, dejando atras su infancia y mocedades en su San Juan natal. La situación económica creada por la Segunda Guerra mundial en todo el mundo hacía dificil sobrevivir en provincias.

Con su esposa y sus dos hijos Oscar e Hilda se afinca en la zona de Palermo,cerca del hospital de niños, Soler 3272,actual entrada para mayoristas de la casa Ichthys Argentina.

En la capital de la república trabaja como empleado de la acreditada Gasa Perramus, cubriendo las necesidades familiares. Pero el destino estaba llamando a la puerta.

Como hombre de sabiduría innata, él conocía que no sólo el dinero hace la felicidad; asi es que con uno de sus sueldos en mano pasa por la Casa Paul (famosa casa de productos agropecuarios y veterinaries ya desaparecida) y vé en una de sus vidrieras un  gran acuario donde evolucionaban peces atrayentes, por sus movimientos y colorido.

Verlos y pensar en la alegría de sus hijos, lo hizo comprar un acuario con sus ocuapantes.

Corría el año 1942 y poco penso Don Miguel en que estaba comenzando una etapa culminante de su vida.

Esos pecesitos que compro se reprodujeron y ante la sobrepoblacion de su acuario, se vió en la necesidad de desprenderse de algunos de ellos. Y aquí se manifiesta la natural inclinación al provecho económico que fue la base de su porvenir.

Con los peces en una lata, se le ocurre dirigirse a a la Casa Paul para ofrecerlos; para mi gran sorpresa- dijo Don Miguel- “me dieron cuarenta pesos por las crias y de inmediato comprendí que me encontraba ante in gran negocio. Desde ese momento dedique los fines de semana a planificar mis acuarios de cría; y esta idea fue creciendo y tomand0 forma hasta que inevitablemente, instale mi propio local de ventas.”

El amor que sintió por sus peces se ve reflejado en la siguiente anécdota : Siendo ya conocido y habido Ganado grandes premios en concursos acuarísticos, cuatro corchos que unidos flotaban con movimientos extraños. Al observer me percato que de esos corchos estaba suspendida una gasa, en la que apoyaba su vientre in hermoso Carassius reproductor macho, con cerca de treinta centimetros de vaporosa cola.

Ocurría que ese valioso reproductor, ya senil, no podia nadar libremente por el peso de la cola que había hecho ganar premios de honor a su dueño; allí estaba el tierno agradecimento de Don Miguel que a su preferido, ya viejito, le habia proporcionado un andador-flotador, para que pudiera comer y nadir fácilmente,sin hundirse.

Se translucía también su preocupacion por sus animals, cuando ya mas adelante al recibir importaciones de otro países, no se iba a descansar hasta no ver acomodado hasta el último de los peces; amaneciéndose en la tarea.

En el desarrollo de Ichthys Argentina, profundizó en la fabricación también de productos para el acuarismo; filtros, alimentos, aireadores, calefactores-termostato, etc; enriquecieron la piscicultura del país, que se proyectó en todos los ambientes.

Su orgullo era comentar:” Nosotros no hacemos comercio solamente, nuestra verdadera tarea es la piscicultura”.

Es así como a su Acuario (el mayor de Argentina en variedad y productos) acuden diariamente colegios, jardines de infants, a extasiarse y a aprender sobre el mundo acuático, guiados por las palabras y los consejos del personal idoneo.

Tuvo la sabia habilidad de nuclear a su familia en derredor; en su comercio trabajaban sus cuñadas, su hermano, sobrinos, desde ya sus hijos y luego sus nietos y hasta alguna o algún pariente lejano que recaia por Bueno Aires.

Con el aprendí mucho de acuarística y cuando lo acompañé en varias ocaciones al cercano Sao Paulo en Brasil para concertar negocios con criaderos conocidos; se mostraba como un compañero de viaje conocedor y pillo, pero con esa pillería infantile que lo hacia encantador para el que lo sabía entender.

Su paso por esta vida dejo frutos no solo en sus hijos y nietos, sino tambien en todos nosotros, que resultamos sus herederos en pscicultura.

Vaya un gran abrazo y in gran saludo, esté donde esté,para ése gran “amigo del acuario”que seguramente estará rodeado de Carassius campeones, hermosos peces y alguna que otra sirena.

Alfredo Jorge Tonina Reggio 

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